La llegada de diciembre muchas veces es sinónimo de una larga lista de tareas y responsabilidades asociadas al término del año. Informes de cierre laboral, las compras de regalos navideños, la organización de las vacaciones, los exámenes académicos de los estudiantes, son solo una parte de la avalancha que termina generando cuadros de estrés que parecieran ser inevitables.
Si bien el “estrés de fin de año” no existe como concepto psicopatológico, Pablo Urrutia, psicólogo de Cetep, reconoce que en esta época del año sí existe una acumulación de tareas o desafíos que pudiera aumentar nuestro nivel de ansiedad, alterando nuestro equilibrio normal.
Si bien en ocasiones, el nivel de ansiedad es funcional y nos permite enfrentar y superar las situaciones, experimentando placer por el logro alcanzado; a veces sucede lo opuesto, generándose una percepción negativa, en que las tareas se ven como problemas amenazantes. Cuando ello ocurre se tiende a sobre-producir, sobre-exigiéndonos más de la cuenta; hasta llegar incluso al punto de paralizarnos y no ser capaces de superar nuestras tareas.
En este sentido, el especialista explica que “cuando los niveles de estrés son muy altos se convierte en algo patológico. Desde lo fisiológico nos ponemos hipervigilantes, es decir, tenemos mayores sobresaltos, dificultades para conciliar el sueño, despertar prematuro, sudores, temblores corporales, dolores físicos. A nivel cognitivo disminuye nuestra capacidad de concentración, excesiva autocrítica, dificultad para tomar decisiones, olvidos, preocupación por el futuro, pensamientos repetitivos, excesivo temor al fracaso. Y a nivel emocional, se experimenta intranquilidad recurrente, irritabilidad, miedo, fluctuación del ánimo, confusión o turbación”.
Para Urrutia, parte importante de esta tendencia a estresarnos a fin de año, tiene relación con la acumulación de metas y el temor al fracaso. Muchas veces el estrés tiene su origen en que la persona afectada, ante la acumulación de tareas, comienza a maximizar la verdadera importancia de la situación, minimizando a la vez los recursos personales para resolver los problemas. Y si nos exigimos lograr nuestro objetivo, cueste lo que cueste, el costo será nuestro propio Bienestar.
Prevención
Para prevenir un cuadro de estrés es clave priorizar. Según el psicólogo Cetep, Pablo Urrutia, “muchas veces queremos ganar todas las batallas y no estamos dispuestos a perder ninguna. Lo importante es elegir a qué darle mayor importancia y volcar mayor energía en eso”.
De este modo, el especialista recomienda entender que nos cansamos, y que necesitamos orientar nuestra energía a un objetivo y no a un conjunto de tareas. “Debemos ser asertivos y aprender a decir que no. Esto nos ayuda a mantener nuestras expectativas de manera realista, ponerle límites a otros y a nosotros mismos, ya que, si no cumplimos con nuestras expectativas o con las de los otros nos podemos frustrar, estresar y terminar con un síndrome angustioso depresivo”.
Finalmente es vital ser capaces de pedir ayuda y consultar a profesionales de la Salud Mental, ya sean psicólogos o psiquiatras, para tener un soporte experto en relación a cómo afrontar las cargas y las responsabilidades que traen estas fechas.
“Cuando nos damos cuenta desde lo fisiológico que estamos teniendo todos los síntomas, debemos reconocer que algo anda mal y que se debe revisar…. Lo principal es tomar conciencia de la enfermedad, darse cuenta de que hay un problema y que hay que resolverlo”, subraya Urrutia.
Tips para prevenir el estrés
- Priorizar y aprender a decir que no. En concreto, entender que nos cansamos, y que necesitamos orientar nuestra energía a un objetivo y no a un conjunto de tareas.
- Meditar o hacer una pausa laboral para caminar, respirar y desconectarse de la rutina. No para ver el celular y fumar un cigarro, porque éste activa el sistema nervioso y no lo relaja.
- Alimentación saludable. Evitar el consumo de sal refinada, harina blanca y azúcar refinado, carne y comida chatarra, privilegiando frutas y verduras.
- Pedir ayuda a un especialista. Tomar conciencia de la enfermedad, y darse cuenta de que hay un problema que se debe resolver.
Crédito imagen: Munguia