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Se nos está muriendo el alma

Experiencia

“Si a la masa idiotizada de los chilenos le basta con lo que le da la televisión, me parece que este es un pobre país, porque, aunque seguramente tiene mucho futuro y goza de una prosperidad que se refleja en sus malls y en sus palmeras sintéticas, es un país al que se le está apagando el alma”. Cito a Pedro Lemebel, porque -como siempre- su opinión nos remece y enfrenta crudamente con la realidad.

¿Se no estará apagando el alma?, ¿Será por eso, que cada vez que alguien se quita la vida en el Costanera Center seguimos comprando como si nada pasara?, ¿Será por eso, que cada vez que alguien “se tira” al metro solamente nos enojamos porque vamos a llegar tarde al trabajo?, ¿Será por eso, que vemos aumentar día a día el número de fallecidos en nuestras calles sin acongojarnos?

¿Será que se nos está apagando el alma … y por eso vemos empeorar nuestras cifras de Salud Mental día a día sin que nadie se escandalice? Probablemente sí, en Chile estamos enfermos del alma y se nos está muriendo. ¡Tendríamos que hacer algo para salvarla! Pero ¿cómo se resucita un alma colectiva?

Colectivamente. Los chilenos necesitamos urgentemente llevar a cabo un cambio cultural, en el que cada uno de nosotros reconozca la Salud Mental como parte de nuestro ser y le otorguemos la importancia y el cuidado que merece.

Nuestro país presenta altos indicadores de vulnerabilidad en Salud Mental y políticas públicas precarias: aún no hay ley de Salud Mental y el gasto público destinado es cercano al 2,4% del gasto total en salud, muy lejos de la recomendación mínima de la OMS y de la media de los países miembros de la OCDE.

Esta realidad nos ha transformado en el escenario perfecto para un desastre en Salud Mental, especialmente en los tiempos que corren, caracterizados por el cambio permanente y la incertidumbre, tanto a nivel global como local.

Se no está apagando el alma, … y entre todos tenemos que resucitarla. Es perentorio que todos nos pongamos en campaña para aprender, reconocer y cuidar activamente nuestra Salud Mental. Para esto resulta fundamental el rol que cumplimos como padres, amigos, líderes de equipo o compañeros de trabajo. Nuestro ejemplo, nuestra conducta, es parte del cambio que nuestro país necesita.

Desde hoy todos nosotros deberíamos tener como misión poner la Salud Mental sobre la mesa y abrir espacios de conversación en la familia, en el colegio, en el trabajo, con los amigos; para que deje de ser un tema tabú, para que nuestros niños aprendan a cuidar de ella, y para construir una cultura amable para todos.

Se no está apagando el alma, … y conversar de Salud Mental es el primer paso para salvarla. Porque conversar de Salud Mental puede salvar vidas ¡Vale la pena hacerlo!