El Mercurio. Los primeros días en el trabajo tras el veraneo pueden causar un alto estrés al cuerpo. Para evitar problemas, los especialistas recomiendan enfocarse en lo positivo del día a día, entre otras sugerencias.
«Solo escuchar el despertador en la mañana me dio una angustia terrible. Sentía dolor estomacal en el camino, y llegar al escritorio a encontrarme con la gran cantidad de temas que quedaron pendientes solo aumentó mi ansiedad», cuenta Ignacio Castro sobre su vuelta al trabajo el lunes, después de un mes de vacaciones en Perú.
Los primeros días de rutina laboral pueden ser agotadores, ya que suelen ser acompañados por la añoranza de volver a esos momentos de descanso. Es lo que se conoce como Síndrome Posvacacional, una serie de síntomas que aún se discute si representan una verdadera enfermedad, pero que cada año acumula evidencia de la gran cantidad de personas que lo sufre.
En una encuesta realizada por el portal Trabajando.com en 2017, el 54% de los chilenos afirmó que le cuesta adaptarse a su ritmo laboral después de las vacaciones. «Volver al trabajo implica retomar la rutina y lidiar con la presión y el estrés al que estamos sometidos los chilenos», explica Andrea Lasagna, psicóloga laboral del Centro Médico Cetep. «Ese estrés trae aparejados síntomas como inestabilidad emocional, insomnio, cansancio y desmotivación«.
Sin embargo, estos problemas no deberían durar más de una semana. «La persistencia y agravación de cualquier síntoma son en realidad signo de algo más», dice a «El Mercurio» Francisco Díaz Bretones, doctor en psicología de la Universidad de Granada, quien en una columna en el diario El País titulada «Regreso al Trabajo» llamó a la población trabajadora a ser más consciente de este poco estudiado fenómeno.»Cuando la ansiedad es muy fuerte, es probable que sea indicio de que hay un problema en el trabajo, y los malestares posteriores se agravan por la incapacidad de enfrentar ese problema», agrega el especialista.
Formas de adaptarse
Si bien no existe un tratamiento específico para este síndrome, sí hay formas de prevenir que la vuelta a la rutina no sea tan estresante. «Yo siempre dejo las cosas listas en la pega antes de irme, para así no encontrarme con mucho trabajo pendiente y acumulado a la vuelta», dice Isidora Ibarra, quien asegura que los malestares físicos de volver a la rutina nunca le han durado más que un par de horas.
Una forma de prevenir, recomiendan los especialistas, es dedicar los últimos días de vacaciones a preparar una transición fluida hacia la rutina del trabajo. «Al menos unos tres o más días antes de volver a trabajar, uno debería retomar los horarios típicos que habitualmente tenemos, principalmente las horas de levantarse y acostarse a dormir, y los horarios de alimentación», dice Fernando Sobarzo, psicólogo laboral de la Universidad Central.
Otras soluciones implican planificar a largo plazo: «Fraccionar las vacaciones puede ser una técnica útil», recomienda Díaz, «ya que mientras más largas sean, peores serán los efectos al volver. Si en vez de tomar tres semanas en el verano se toman solo dos y se deja una para más adelante, los síntomas durarán menos y además se tiene otro período de descanso el cual esperar a futuro».
Según Andrea Lasagna, el desajuste adaptativo al principio es inevitable y dependerá, más que nada, de la condición psicológica de cada uno. «Retomar una rutina luego de las vacaciones genera un impacto en todos nosotros, pero su intensidad dependerá de la capacidad que tenga cada individuo para lidiar con el estrés. Una persona estable física y emocionalmente tiene más recursos para lidiar con ello», explica.
Por eso, agrega, «el mejor consejo que puedo dar es no fijarse tanto en lo negativo y llevar la atención a lo positivo, por más modesto que parezca».
Fuente: El Mercurio