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¿De verdad puedo elegir ser feliz?

Experiencia

El 20 de marzo se celebra el Día Internacional de la Felicidad. Esta iniciativa nace en la ONU y se materializó en la asamblea del  12 de julio de 2012, donde se declaró el 20 de marzo como el día para reconocer la relevancia de la felicidad y el bienestar, aspiraciones universales de los seres humanos y su importancia de su inclusión en las políticas públicas de cada país.

Pero ¿qué es la felicidad? Muchas frases se han escrito al respecto, que podemos resumir en lo siguiente: La felicidad es una percepción y como tal, es una valoración subjetiva, personal y por ende, bastante difícil de objetivar. Aquello que hace felices a algunas personas es distinto de lo que hace felices a otras personas. A su vez, la felicidad tiene un componente temporal, es decir, aquello que hizo feliz a una persona en el pasado, probablemente hoy, ya no tenga el mismo efecto y en un futuro habrá otras situaciones que otorguen felicidad a dicha persona.

La felicidad es como una sumatoria de alegrías, de momentos, de eventos a los cuales les damos una valoración positiva en nuestras vidas. Pero ¿qué hace que nuestra valoración sea tal, que nos ayude a sumar en esta fórmula de Felicidad?

Felicidad = Σ (Alegrías)

Determinantes de la Felicidad

La Dra. En Psicología de la Universidad de California, Sonja Lyubomirsky realizó un estudio en el cual identificó que la Felicidad depende de 3 factores: Nuestra biología, las circunstancias de la vida  y nuestras acciones.

Hay un 50% que nos viene dado genéticamente, por el cual las personas tienden a ser más positivas o no. Personas que vienen con una carga genética que les facilita la mirada optimista, alegre o positiva de su vida y de lo que les rodea. Esta predisposición genética también hace que nos encontremos con personas que naturalmente tienden a la pena, la melancolía y al pesimismo.

Hay un 10% que viene dado desde afuera, serían las circunstancias de la vida, aquello que no podemos cambiar por mucho que queramos.

La buena noticia está en que hay un 40% de nuestra valoración que es absolutamente nuestra y que cada uno de nosotros elige cómo actuar, qué pensar, qué hacer. Por eso la Dra. Lyubomirsky la llama Actividad Intencional: es todo aquello que elijo hacer para mejorar mis condiciones de bienestar y aumentar mis sentimientos positivos. Cada persona elige qué hacer con su 40%: Sumarlo a su 50% de actitud naturalmente positiva o contrarrestar su tendencia al pesimismo.

En general, hay personas que tienden a poner su felicidad en el 10% que está afuera, aquello que los psicólogos llamamos “Locus de control externo” y tendemos a ser víctimas de nuestras circunstancias. Sin embargo, ahora que sabemos que hay un 40% de posibilidades de mejorar la valoración de nuestra vida, ¿qué elijo? La tarea no es fácil, sobre todo si nos identificamos con ese 50% de tendencia a la melancolía o al pesimismo. Pero dado que ahora sé que hay un 40% que depende de mí, puedo tomar acción y empezar un camino que aumente la percepción positiva de la vida. No es magia, requiere un esfuerzo consciente

¡Y vale la pena hacerlo!

Por: Pilar Vargas, Psicóloga e Ingeniero Comercial, especializada en Organizaciones. Actualmente es relatora Otec Impulsa y Trabajo Feliz